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jueves, 3 de enero de 2008

Algunas cosas que nos unen

En este tiempo en el que reinan las intolerancias este articulo de Homero Carvalho, creo a mi parecer no podia ser mas pertinente y oportuno.
Algunas cosas que nos unen
Homero Carvalho Oliva

Escritor beniano, criado en La Paz y residente en Santa Cruz.
En estas épocas de encolerizados regionalismos, de trasnochados fundamentalismos, de anacrónicos racismos y de evidente crisis nacional, la frenética búsqueda de diferencias entre bolivianos parece formar parte de una sistemática campaña de desencuentros cuya estrategia final pretende agudizar los enfrenamientos violentos que se están dando en el país.

Bajo este aciago panorama, cargado de odios por donde se mire, se hace necesario mostrar a quienes quieran ver que, también, hay algunas cosas que -a lo largo de estos casi ciento ochenta años de vida republicana en común- nos unen como habitantes de una patria compartida a pesar de todo, especialmente de los políticos que, ahora sí, abrieron la caja de Pandora. Voy a detallar algunas de estas cosas para que “los que sabemos” se muerdan la lengua recordándolas:

En el lenguaje: Por encima de los “dejos” propios de cada región, fenómeno que se repite en todos los países del mundo, debemos reconocer que muchas de las palabras que creemos propias de un lenguaje provienen de otros ámbitos lingüísticos del mismo territorio. Así es como tenemos palabras del habla oriental o “camba” que tiene origen quechua o aymara. Tal es el caso de “pascana”, “patasca”, “liquichiri” y no es raro escuchar a un joven colla decir que ya tiene “corteja” o a un camba casado que tiene muchas “cholas”.

En la música: Nadie puede negar que la voz más hermosa que se haya escuchado en nuestro país haya sido la de la cruceña Gladis Moreno, a quién la Universidad de San Simón y el Concejo Municipal de Cochabamba le brindaron un merecido homenaje que ni siquiera en su tierra se lo ofrecieron. Tampoco nadie puede olvidar que el segundo himno cruceño fue escrito por el orureño Gilberto Rojas y que “Niña Camba”, uno de los taquiraris más divinos que se han podido crear también sea de otro compositor de la ciudad de la espectacular Diablada: César Espada. O que la “En las playas desiertas del Beni”, fue escrito por el cochabambino José Aguirre Achá. ¿Alguno de ustedes viviendo en el exterior: camba, colla, chapaco, chaqueño, no se ha emocionado al escuchar cualquiera de las canciones de los Kjarkas o las interpretaciones de Zulma Yugar? ¿Sabía usted que en el gran corso cruceño ya se baila la paceñísima danza caporal?

En la literatura: Jorge Suárez, poeta y narrador yungueño, escribió “El otro gallo”, uno de los más simpáticos y representativos cuentos de la idiosincrasia cruceña y el beniano Ruber Carvalho “La mitad de la Sangre”, una novela que bien puede ser la historia de Santa Cruz y El Beni los últimos cien años. Y ¿Díganme señores míos si existe algún boliviano que no se conmueva leyendo los versos de Oscar Cerruto?

En lo político: Así como no todos lo que se dicen de izquierda lo son, no siempre los alcaldes nacidos en sus municipios han sido los mejores: Hernán Castro, nacido en La Paz, es recordado como uno de los mejores alcaldes de la ciudad de los anillos; Manfred Reyes Villa, paceño, lo es de Cochabamba y Juan del Granado, cochabambino, tiene la preferencia de La Paz. ¿Se han preguntado cuántos de los diputados realmente han nacido en los Departamentos que representan? ¿Saben cuántos dirigentes del Comité Pro Santa Cruz nacieron en otros departamentos?

En las artesanías: Cuando viajamos al exterior o despedimos a un amigo extranjero lo primero que hacemos es comprar artesanía colla para que nos recuerden. Que me parta un rayo si miento. ¿Hay algo más suave que una manta de vicuña? ¿Algo más cómodo que una hamaca guaraya?

Soberanía: En las fronteras los restaurantes con nombres guaraníes, aymaras o quechuas y los platos que ofrecen sientan la verdadera soberanía nacional. Así en San Matías, por ejemplo, hay muchos restaurantes locales que sirven feijoada, pero cuando se lee Restaurante Tiwanaku y en la oxidada pizarrita colgada en la puerta vemos que se sirve “Fricasé”, no cabe la menor duda que estamos en territorio boliviano. Para contentar a algunos extremistas habría que ir a la frontera con Perú y poner “Hoy: masaco de yuca”. Y hablando de comidas, ¿habrá alguien que no haya comido una salteña?

En las artes plásticas: ¿Acaso cuando miramos los arcángeles arcabuceros no nos sentimos orgullosos de que hayan sido imaginados y pintados en territorio de lo que ahora es Bolivia? Y ¿Los murales de Walter Solón, Miguel Alandia, y Lorgio Vaca, artistas de diferentes lugares del país?

Festivales internacionales: Los Festivales que tanto prestigio le han dado a Santa Cruz y al país fueron producto de gente nacida y no nacida en estas tierras del Cacique Grigotá. A gente como Marcelo Araúz, Alcides Parejas y Cecilia Kenning, hay que sumarle los nombres de Maritza Wilde, paceña, que vino a Santa Cruz, únicamente, a organizar el Primer Festival Internacional de Teatro que lo continúa René Hohenstein, un judío cochabambino. El Festival Iberoamericano de Cine lo dirige Ariel Gamboa, un orureño casado con una cochabambina.

No crean que me he olvidado del deporte de multitudes, si cada vez que juega nuestra pobre selección todos los bolivianos renovamos nuestros votos esperando un milagro. ¿Alguien se acuerda lo que significa “vale un Potosí”? Yo creo que hay bolivianas y bolivianos que valen eso y mucho más. Si estas cosas simples no nos unen, no sé qué podrá hacerlo querido compañerito, hermanito, amigo, camarada, pariente…

¿Seguimos? O ¿Usted quiere agregarle a la lista algo de su propia cosecha?

2 Aportes:

Anónimo dijo...

cherto cherto cherto quien diria que asi somos ni nosotros mismos lo creemos. pa que veas que la actitutd de las personas puede cambiar al mundo o talvez a nuestra Bolivia tal vez el objetivo era dividirse pues el odio irradia mas que el valorar nuestras diversas identidades que son ricas. yo no se por que no es posible alcanzar la superacion por si solos y tratarnos a todos por igual la otra vez mi madre se cruzo con el vendedor de frutillas y desde el auto le decia "don" cuando va ir a vender ya no lo vemos, si pues doñita ya voy ha estar iendo bueno nos vemos.
Se me hizo que podiamos tratarnos asi que de la calle o de la vida nos saludamos como si no importara como se decia antes "el color,la raza, o la jerarquia" pero ahi seguimos talvez nos toque actuar al sector turistico para concientizar la sostenibilidad de nuestro pais o muy pronto se nos va a desaparecer.
Firma.
al fin entre...

Vania B. dijo...

Por fin alguien que se acuerda de lo que tenemos en común y no de nuestras diferencias, ni de si son 500 años de esto o aquello, ni de sentirse como la niña bonita a la que no le tiran la más mínima pelota y por eso hace berrinches.

Altura (no la de 3,600 m.s.n.m., sino la refrida a la apertura de mente) es lo que nos falta: agrandar el corazón y ser tolerantes. Lo único intolerable en Bolivia y en el mundo debería ser la intolerancia.

Un saludo desde Chuquiago.